martes, 10 de enero de 2012

Capirtulo 2 "Libres para ser tu y yo"

Narra Arcángel William
Alrededor de la medianoche, las personas en la Tierra dormían. No había nada más que un cielo oscuro y profundo sobre ellos, lleno de misterios y plagado de pequeñas estrellas brillantes quemándose a millones de años luz de distancia. Es un mundo salvaje, cada día es peor, pero aun a la hora de dormir se sienten protegidos por una fuerza sobrenatural que los vigila cada día, cada segundo de sus vidas protegiendo la línea del tiempo. Nada ocurrirá, mientras los Ángeles velen sus sueños.
Vivo  en un mundo invisible a los ojos de los humanos, desde aquí los observo siempre que tengo tiempo, cuando no estoy ocupado arreglando asuntos importantes… me gusta ir a un rincón del Cielo donde nadie puede encontrarme, ni siquiera mi padre.
Desde aquí puedo observar a la Tierra y eso me gusta, los veo acostarse y levantarse, caminar, comer, sonreír, llorar, enojarse, emocionarse… amar, en fin, según mi padre, yo no debería ser protector  de almas, esa es tarea de Ángeles, no de Arcángeles, pero así todo lo hago, no tiene que enterarse.
El siempre dice que debo obedecer porque soy su mano derecha y tengo que apoyarlo. Cada día está dándome ordenes a mí y a mis hermanos que debemos cumplir porque es Dios y son sus leyes, pero no siempre estoy de acuerdo con él, es injusto y oculta muchas cosas.
Nadie puede verlo, solo yo y los demás arcángeles hermanos ya que somos sus hijos directos, eso me hace tener muchas dudas y querer huir hacia un lugar con más libertad…
En el cielo cada alma crea su propio paraíso, con los recuerdos más hermosos de sus vidas,  casi siempre estoy en el cielo de una joven pareja que murió hace casi 10 años, en un trágico accidente automovilístico donde solo sobrevivió su pequeña hija. Este a pesar de todo eso, es mi lugar favorito en el cielo...


Solo hay un árbol rodeado por un inmenso campo de flores, hay algunos animales y corre un rio cristalino, al parecer, este era el lugar donde la pareja solía venir a vacacionar en vida. Con el tiempo he descubierto que sus nombres son Jessica y Robert Armstrong, siempre están descansando sobre una mecedora, abrazados viviendo juntos la eternidad, aun amándose a pesar de estar muertos.
Como ellos son almas, no pueden verme ya que los Arcángeles somos invisibles a la energía inferior como dice “Dios”, mi padre, otra tonta ley que invento, bueno, de todos modos ningún Arcángel viene aquí… así puedo estar solo.
-¿Qué estás haciendo William?-Mi hermano Arcángel, Michael,  apareció detrás de mí mientras yo miraba por un telescopio que había en una pequeña terraza junto al árbol.
-Yo… yo nada- Dije algo nervioso, el siempre esta vigilándome para poder ir y acusarme con nuestro padre- ¿Cómo me encontraste Michael?-
-Fue fácil, no sabes ocultarte bien– Dijo con tono de burla- Todos sabemos tus secretitos con el mundo de las almas, sabes muy bien que no debemos venir aquí, esto es tarea de…-
-…Es tarea de Ángeles – Suspire- Lo sé, y no me importa-
- No quieres terminar como Lucifer… -
-No, eso no, es que…  ¿sabes? Allá abajo hay un mundo muy interesante.-
-Son solo animales sin pelo William.-
-Descubrí algo… hace unos días.-
-¿Que descubriste? – Pregunto con malicia elevando una ceja
-No, olvídalo- Baje la mirada intentando desviar la conversación
-Dime, es una orden soy tu hermano mayor- Me miro serio, sé que es capaz de ir a contarle ahora mismo a Dios, ya lo ha hecho otras veces. Por su culpa aquí en el cielo todo el mundo me ve como un bicho raro, como un rebelde… pero es mi hermano y no puedo mentirle.
-Está bien- Rendido tome el ojo del telescopio para mostrarle mi descubrimiento- Ahí esta.-
-¿Qué es esto?- Se puso frente para poder ver, al mirar sobre el pequeño vidrio se veía la Tierra, apuntando a un diminuto e imperceptible punto que resplandecía de un color extraño que jamás habíamos visto- ¿Cómo?...-
-No sé que es, nunca lo había visto- Lo empuje para ver nuevamente el punto brillante- Y solo puedo verlo a través de este telescopio, en el cielo de esta pareja que murió hace años…-
-¿Acaso no te das cuenta?... –Michael estaba paralizado.
-¿Qué ocurre?-
-Tengo que ir a contarle esto a papa…- Desapareció dejando detrás un sonido de aleteo que se perdió para volver a la calma del campo.
En otro lugar del cielo…
-¡La encontré!- Llego Michael gritando eufórico, a las afueras de un palacio con grandes rejas doradas- ¡La daga, por fin después de años… todo gracias a mi!
Las rejas se abrieron con un sonido agudo de un chirrido, al parecer hace milenios que no eran abiertas.
-¿Tu la encontraste?- Dijo una voz gruesa que provenía de adentro
- No precisamente, William la encontró… - La voz le interrumpió
-¿Acaso te has atrevido a mentirme?
- Padre, el te ha mentido por años, se dedica a hacer tareas de Ángeles a tus espaldas, duda de ti y tus ordenes…
- ¡Suficiente! Vuelve a lo tuyo, desde ahora yo me encargare Michael
- Si señor… - Se fue frustrado.

Unos días después…
Narra Arcángel William
Por muchos días no hable con nadie de lo sucedido, no me moví de ese lugar desde el incidente con Michael, bueno, parece que nadie lo noto. Investigue mas y me di cuenta de que mi misterioso descubrimiento, era una chica.
No sé nada de ella, no se su nombre, su edad, menos sé porque su alma brilla entre las demás. Siempre está con un chico un poco más alto que ella, al parecer se acaban de cambiar a un departamento rentado. No entiendo muy bien la vida de los humanos, pero me gusta vigilarla, siento que la protejo. Me gusta ver cuando sonríe, y verle dormir.
Un doloroso ruido irrumpió la paz en mi escondite, el árbol de hojas rosadas empezó a temblar, el ruido crecía cada vez más agudo, solo en mi cabeza ya que la pareja en la mecedora dueña de este cielo, no advirtió nada, no se dio cuenta de que algo malo ocurría, solo yo lo sabía.
Después de un rato de agonía por el sonido, algunos Ángeles guardianes aparecieron dejando el conocido sonido que producen nuestras alas. Me tomaron bruscamente y me llevaron a un lugar que en realidad ya conocía bastante bien.
-Qué bueno que te encontraron, William– Aparecimos frente a Dios, solo yo podía verlo, los demás Ángeles se esfumaron cuando él hizo un clic con los dedos.
- ¿Por qué me trajiste aquí?
- Has encontrado el objeto más preciado del cielo…
- No entiendo, si hablas de lo que vio Michael es solo una mortal… - Me interrumpió
- No es solo una mortal, es la protectora de la daga-
- ¿La… daga? – Pregunte algo avergonzado por no entender muy bien.-
- La que abre la jaula de Lucifer, si esta se abre se desata el final de la tierra como la conocemos y… Lucifer tomaría el completo control sobre ella…-
- No creo… ¿ella? – Recordé la inocente apariencia de la chica, yo acaba de conducirla a su muerte por solo encontrarla.
- Es ella, su nombre es Elizabeth Armstrong, vive en New York, sus padres murieron hace años en un accidente automovilístico, son los dueños del Paraíso donde has encontrado la daga…-
- Podemos recuperar la daga, ella no tiene que salir lastimada... ¿o sí?-
- ¡Ella morirá!-
- No tiene que morir, no es necesario…-
- Esta escrito, no tienes porque cuestionarlo, la daga debe ser destruida y con ella su portadora para liberar a la Tierra de una guerra entre el cielo y el infierno.-
- Padre, es una chica inocente… la he estado observando, al parecer ni siquiera sabe que es la portadora.- No puedo permitir que le hagan daño, ¿cómo podría alguien como ella dejar de sonreír tan dulcemente por mi culpa?
- Eso no es asunto tuyo, ahora tienes que revelar la ubicación, solo tú la conoces… ¿cierto?-
- Yo… - Sabia lo que iba a ocurrir si no le decía, y de alguna manera u otra, la encontraran y la destruirán.
-¡Habla!...- Grito, nunca he entendido las leyes del cielo, pero así tenga que morir no lo haré.
- No. Prefiero ser desterrado, no le harán nada porque yo mismo la protegeré.-
- Te estás condenando- Hablo bajo a la vez que suspiraba, luego me miro y toda la furia del  universo se puso en sus ojos- Estas dejando que una mortal domine tus emociones… tu nunca fuiste como tus hermanos… ¡Siempre supe que estabas maldito!-
Las sombras demoniacas empezaron a arremolinarse sobre mi cabeza, mi destino estaba sellado.
-Yo mismo destruiré la daga, pero no dejare que asesinen a Elizabeth… así tenga que caer al igual que Lucifer-
- Bien… tengo algo mejor para ti.-
- La protegeré con mis alas, con mi corazón, no podrán hacerle daño…
- ¡Quedas desterrado y confinado a vagar por la Tierra! Encontraremos la daga y a Elizabeth, no podrás detenerlo, ahora eres solo un Ángel caído.-
Sentí que me arrancaban el corazón, mis alas, mi gracia, las sombras se pusieron sobre mí y todo se volvió negro… luego desperté y ya no había nada.
En las tinieblas del infierno…
Un demonio de nombre Thomas, caminaba por un largo túnel ardiendo, esquivando almas pérdidas y agonizantes que buscan su destino, les empuja con desprecio ya que para él son solo basura, continúa caminando. Cuerpos putrefactos, alimento de demonios que se arrastran, para El Rey del Inferno… son esclavos, demonios que torturan humanos en sus frágiles cuerpos, los demonios se encargan de desgarrarlos por dentro hasta no quedar nada y ganar un alma para el inferno. Pero ¿Quién es el encargado de portar los demonios al cuerpo de los humanos y poseerse de ellos? Thomas, el es la respuesta, el príncipe de las tinieblas, el hijo de Lucifer. ¿Su diversión?, llevar demonios a la tierra, torturar a las personas con sus peores pesadillas…
Lleva a un Ángel atado a una cadena hirviéndose, que apenas se arrastra detrás de Tom, la cadena le quema pero guarda silencio. Sabe que su tortura terminara pronto.
Thomas se detiene frente a una habitación de torturas, cerrada por una puerta de metal, la toca y esta se abre, entra y se acerca a una jaula protegida por un candado de oro grabado con el nombre “Lucifer”. Se acerca y le dice…
-Encontramos la daga- Thomas se acerca y roza los barrotes- Padre…-
- Bien hecho- Unos gemidos y gritos se escuchan desde la oscuridad en la jaula, como si hubieran muchas almas sufriendo dentro, pero la tétrica voz de Lucifer suena aun más fuerte y tenebrosa.- ¿Cómo lo lograste, Thomas?-
-Tengo informantes- Jalo de la cadena que sostenía al Ángel, el se retorció de dolor- El angelito aquí es más débil de lo que creíamos… no soporto mis juegos y hablo todo lo que sabía de la portadora – Rio malévolamente.
- Tráemelo…-
Thomas jalo y arrojo al Ángel que paso como energía diluida por entremedio de los barrotes, se estremeció de dolor, y a los segundos  Lucifer ya lo había desaparecido.
-Traeré la daga para ti padre.-Dijo Thomas- Su nombre es Elizabeth…-
- Que sea pronto, tendrás tu recompensa hijo…- La voz fue difuminándose.
- El rey de las tinieblas caminara libre sobre la Tierra, solo confía en mí, padre.-
Thomas se dio la vuelta y desapareció entre las llamas del infierno.

En la Tierra…
Narra Arcángel William
Desperté en una calle rodeada de personas que parecían no verme, una luz cegaba mis ojos y la cabeza me daba mil vueltas… ¿El sol? Me levante con dificultad y me di cuenta de que pesaba mucho más que antes... ¿tenía un cuerpo humano? Era un chico alto, delgado, blanco y de cabello negro, ojos color ámbar, algo delineado en color negro, tenía una chaqueta negra, y unos ajustados pantalones negros también.
 De verdad había caído, intente recordar lo sucedido, fui desterrado y despojado de mis alas y mis poderes, o eso creía hasta que tuve una sensación extraña en la espalda, me mire bajo la ropa que me incomodaba algo, y había un par de alas tatuadas en color oscuro, que pertenecían a mi cuerpo de mortal.


Estaba confundido con mis poderes y con todo lo demás, intente volar lejos de la multitud y mis alas se empezaron a desprender, ¿no las perdí? Aun estaban ahí, no perdí ni mis alas ni mis poderes de Arcángel, pero me costaba trabajo controlarlos. Una pequeña niña me miraba algo asustada, yo solo le sonreí, siempre quise hacerlo.
-Disculpa…- Me hablo una señora ignorando por completo mis alas, al parecer nadie más que yo podía verlas.- ¿Sabes cómo llegar a Central Park?
- ¿Ah?…- Me puse nervioso, algo venia.- ¿Disculpe?-
-Veras, vengo de Canadá y no se ubicar…- Continuo hablando pero no le escuche, el cielo se empezó a oscurecer de nubes.
- ¿Hace un rato había sol?- Le pregunte asustado, quizás ya encontraron la daga, ya es tarde para proteger a Elizabeth…
- Si, que extraño ¿no?- Me miro preocupada.- Chico, ¿estás bien? Te vez algo pálido- Toco mi frente y me sobresalte por su tacto… era muy caliente.
- Sí, estoy bien...-
Algo frio empezó a caer de la atmosfera, algo muy frio como hielo, intente tocarlo pero se derretía entre mis manos.
-¡Parece que nieva!- Dijo la señora.- Bueno debo irme, gracias… ¿Cuál es tu nombre?-
- ¿Mi… mi nombre?... Soy Will… Bill. – ¿Nieve? - Mi nombre es Bill.
-Soy Jenna, bueno adiós Bill, cuídate ¿sí? Y abrígate parece que viene un temporal.- Se volteo riendo y se fue, dejándome aun mas confundido en este extraño mundo nuevo.
Ahora solo se que debo encontrar a Elizabeth… me fui volando de ahí cuanto antes, debo protegerla,  de que el Cielo la encuentre, o peor… el infierno.



Holaaaaaaaaaaaaaa!! Bienvenidas nuevas lectoras!, espereamos no defraudarlas con estan ueva fics que comienza, bueno a mi me encanto el capi, Bill es angel caido u_u bueno...
Gracias a Raii, Valedropdead, Eva "dArk butErfly" por recomendar!! encerio gracias :')
Y gracias por comentar, sus opiniones son importantes para el fic, y asi saber si les gusta

Nos despedimos Atte C&K

1 comentario:

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